Cualquier persona interesada en la educación matemática en los niveles obligatorios,
reconoce que para aprender Matemáticas hay que hacer Matemáticas. En estas etapas
es muy importante el aspecto manipulativo de esta materia. Por ello no es raro
encontrar multitud de materiales y recursos como tangram, geoplanos, puzzles,
varillas, troqueles, etc. que potencian ese aspecto de hacer Matemáticas. Queremos
mostrar uno de los recursos más usuales a nuestro alrededor, pero no por ello menos
atractivo: el papel.
Se considera la papiroflexia (también llamada origami por su ascendencia japonesa)
como el arte de realizar figuras doblando papel, sin cortar ni pegar. Todos nos hemos
sentido atraídos en algún momento por ese arte. Aunque alguien piense que no es
propio de personas adultas hacer figuritas de papel, seguro que en otras épocas todos
hemos realizado, con verdadero deleite, aviones, pajaritas, barcos o figuras más
elaboradas. El trabajar con papel, y conseguir elementos reconocibles después de
realizar algunos pliegues, es una actividad altamente gratificante.
Por todo ello quien esté preocupado por la didáctica de la matemática no puede dejar
de lado este recurso tan motivante para nuestros alumnos. En clase el plegado de
papel se puede utilizar en muchos aspectos del currículo: desde algunos fáciles, como
demostrar que los tres ángulos de un triángulo suman 180º, hasta otros más
complicados, como conseguir las cónicas a partir de su envolvente o una espiral
logarítmica a partir de un hexágono. Podemos también pasar del plano al espacio,
resultando especialmente atractivo conseguir poliedros y otras figuras de tres
dimensiones, bien directamente por plegado o bien uniendo módulos previamente
doblados.
Además es posible afrontar el trabajo en clase con distintos niveles de dificultad:
desde la mera construcción, por ejemplo, de un triángulo equilátero, hasta el estudio
matemático de por qué lo que obtenemos es, en realidad, equilátero.
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